domingo, 15 de octubre de 2017

7 veces maratonista. El maratón de la PERSISTENCIA

Siempre he pensado que el maratón es como la vida, en donde pasas por muchas emociones, momentos de felicidad, otros difíciles, unos más eufóricos y otros en donde sientes que ya no puedes, pero te rehúsas a rendirte y continúas hasta conseguir tu objetivo.  Lo mismo aplica para el entrenamiento, es una distancia tan larga que necesita mucho tiempo de preparación, 4 meses durante los cuales pueden pasar muchas situaciones. Puedes tener buenos y malos días, te pueden tocar diversos climas, los cuales quizá afecten tu rendimiento, o te puedes lesionar y parar por semanas tu entrenamiento o inclusive no llegar por la misma razón.
Así como la vida con altas y bajas, pero siempre persistiendo para lograr el objetivo.

Así llamaría a mi 7o maratón, el maratón de la PERSISTENCIA.



40 años tengo  y 40 aniversario del maratón de Chicago,  una gran coincidencia para festejar en una de mis distancias favoritas, los 42 kilómetros. Sería la segunda vez que correría Chicago, en 2012 fue la primera ocasión. Muchas emociones me provocaba el imaginarme por segunda vez allá.

Quería llegar bien al maratón, así que al planear las carreras del año decidí que solo serían 3 o 4 entre ellas un medio maratón el 18 de junio, día del padre en California. Un 21k que me dejo una gran satisfacción, un 2o lugar general pero también una lesión, fascitis.



Fue una ruta complicada, con muchas subidas y bajadas pronunciadas. Jamás había padecido fascitis, estaba segura que en dos semanas estaría de regreso, pero no. Pasaron semanas sin poder correr, 8 para ser exactos, la posibilidad de correr el maratón se iba desapareciendo día a día. Sin embargo la ilusión seguía presente. 

Después de atenderme con el médico, terapias y ejercicios de estiramiento pude regresar a correr la segunda semana de agosto, no estaba al 100% pero podía correr,  estaba a 7 semanas para el maratón y mi persistencia seguía presente. Bendita memoria de mis piernas o gusto por correr, quizá no con la condición que tenía pero sabía lograría recuperar. La fascitis no permitía hacer repeticiones cortas, pero si fondos. Mi entrenador Fernando Salazar supo manejarlo muy bien, entre fartleks, algunas repeticiones largas y distancias pudimos entrenar esos casi dos meses. Yo estaba segura que con eso mi cuerpo lograría los 42 kilómetros. 

No es lo ideal entrenar dos meses para maratón.  Pero no era el primero y venia de 4 meses previos de base con entrenamientos y carreras. Con 6 maratones anteriores, sabía que si persistía lo lograría. 21, 24, 27, 28 y 30k fueron los fondos en esas semanas. Estaba segura con eso podía ir al maratón. 

Previo al maratón


Días antes había llovido y el calor era considerable, así que nos esperaría humedad. Que maravillas del maratón, esas son las cosas que se asemejan a la vida. No sabes lo que te espera y así como te toque te entregas, no desistes por el calor, la lluvia, el frío o el clima que te toque. El maratón te enseña que tienes que adecuarte a las circunstancias, cuidando las posibles condiciones.

Suelo sufrir de deshidratación y calambres durante los maratones, temía pasara eso. Así que cuide mucho esa parte desde la preparación. Una semana previa puse mayor esmero en ese tema y consumí electrolitos además de mi hidratación habitual, confiaba que todo saldría bien, porque en todo lo que realices siempre hay que apostarle a confiar que funcionará. La fe es fundamental.

Un día antes del maratón suelo ponerme nerviosa y no dormir. Esta vez no sucedió, punto a favor,  pude dormir y bien. Por lo menos sabía iría descansada.

Día del maratón.

Llega el día del maratón y al corral de salida. Me sentía nerviosa y emocionada, era el A. ¿Por cuánto vas Ale? Algunos amigos me preguntaron, por 42 kilómetros y 195 metros, era el único objetivo en este maratón. Suelo escuchar mucho a mi cuerpo y dejaría él me dijera que tanto le podía exigir. Sentirlo, escucharlo. Era consciente, pues aunque sabía que me entregaría al 100% no llevaba el entrenamiento completo.

Y esa es otra belleza del maratón, en donde lo vuelvo a comparar con la vida. Para que se dé un maratón 100% perfecto es sumamente difícil. Pudiste tener un maravilloso entrenamiento por meses, pero en el maratón pueden suceder muchas cosas con las que debes lidiar para conseguir tu objetivo y viceversa; puedes quizá tener un entrenamiento complicado por lesiones, poco  tiempo para entrenar,  u otras complicaciones que dificulten tu rendimiento el día del maratón. Lo importante aquí es saber lidiar con todo eso, orientados por el entrenador, los expertos y la intuición  que juega un papel importante. Pero también existen esos maratones perfectos, en donde todo se conjunta, buen entrenamiento y un día ideal para lucirse y conseguir el objetivo. El maratón por eso es impredecible, como la vida, buscas uno en la lista, trabajas por él y en el camino descubrirás el resultado, que sea cual sea será maravilloso, porque pusiste trabajo, corazón y empeño en él.

Comienza el maratón y mi GPS del reloj no funciona. 



Por los edificios los gps suelen volverse "locos". Así que a correr por sensaciones. Fue hasta el km 5 que me di cuenta que iba demasiado rápido, 22 minutos 33 segundos, demasiado rápido para mi en maratón. Chicago es traicionero en ese sentido, plano, ruta majestuosa y mucha porra, te jala sin darte cuenta, situación que hay que controlar porque son 42 kilómetros.
Bajo ritmo y logro controlarme con sensaciones así hasta km 15 cuando mi Garmin decide regresar.
Ahora si, a 4.40 hasta donde las piernas digan.

Sobra decir que Chicago es espectacular como ciudad y como maratón. No existe momento en donde no encuentres porra, VAMOS MÉXICO escuchaba a cada rato. Sin duda mi momento favorito el barrio mexicano FUERZA MEXICO se leía en sus carteles, inevitable no llorar, soy una llorona del maratón y ese fue mi 1er llanto. Llega el km 35 y a bajar ritmos. Esa parte del maratón que es difícil controlar o por lo menos a mí. Pero irónicamente me gusta sentir ese cansancio, sentir que me está costando pero a la vez saber que lo voy a conseguir, porque soy persistente. Me sentía empapada por el sudor, pero no deshidratada. No hubo calambres como otras ocasiones, pero si ya cansancio. y qué bonito es sentirse cansada, hay que correr maratón para entender de esa satisfacción. Faltan 3 kilómetros y sus 195 metros, dos vueltas a mi parque del arte en Puebla me decía. 

¡ Ya casi !

Es un maratón plano, pero esa última subidita antes de llegar a la meta se sufre, das la vuelta y la majestuosa META. A  metros casi llegando a la meta escucho el VENGA ALE, mi amiga Liz, esposa de mi amigo Pepe que también corría.  Esas porras después de 42 kilómetros que te dan un punch para cerrar, ¿de dónde salen? Del corazón.

Cruzo y miro el reloj, lo había dejado de mirar los últimos 4 kilómetros. 3.25.16 lo primero que pensé fue en “Tengo Boston Qualifier”. Ese logro que nos da satisfacción a muchos de los maratonistas. Y viene mi segundo llanto al cruzar la meta del maratón, ese momento en donde sientes que TODO LO PUEDES.  Una vez más agradecí a Dios, a mis piernas, a mi corazón, a mis hijos y esposo que fueron de porra y estuvieron en la ruta, a los amigos que me escribieron para darme palabras de aliento días antes, a los que estuvieron y a los que no. Porque todo eso suma y es lo que nos hace fuertes.

Sigo aprendiendo del maratón, es un gran maestro en muchos sentidos, hay que saborearlo despacito y no dejarse llevar por la emoción, y me enseño que para Chicago y los grandes maratones, llevar siempre una segunda opción por si el GPS del reloj decide fallar por la multitud, medirse por tiempo cada kilómetro o inclusive llevar un segundo reloj.



El MARATÓN es como la vida. Quieres algo, trabaja por ello, puede que te salga, puede que en el camino algo no funcione, pero seguramente como en el maratón te harás PERSISTENTE para conseguirlo. 


7 veces maratonista.






ALE HERNANDEZ

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