miércoles, 18 de noviembre de 2015

MI CRÓNICA MARATÓN DE BERLIN 2015 "SOY CORREDORA"

MI CRÓNICA MARATÓN DE BERLIN 2015

Gracias a www.SoyCorredora.com y Sonia Chavez por invitarme a escribir mi crónica dentro de Soy Corredora

Abajo el enlace y el escrito:

http://soycorredora.com/el-mejor-maraton-de-mi-vida/




Cuando corrí Boston 2014 pensé había corrido el mejor maratón de mi vida, no solo por ser Boston, sino por lo que representó para mi.
Antes de Boston pasé por una lesión que me sacó un año de correr, un año de frustración, de tristeza, de coraje por no hacer lo que me gustaba. Puse empeño, trabajo y dedicación para poder regresar. Y lo hice, regresé en febrero 2014 y para abril ya estaba corriendo uno de mis sueños: el Maratón de Boston.
Un maratón que me enseñó perseverancia, insistencia y paciencia. Mucho aprendí durante ese año, me demostré que las palabras “no puedes” es momentánea, porque siempre se puede y que la fortaleza del corazón es más grande que la física. Cuando crucé esa META de forma tan satisfactoria, pensé que era difícil que otro maratón pudiera superar la sensación ocurrida el 21 de abril 2014. Pero sorpresas te da la vida y a mi me dio una nuevamente el 27 de septiembre 2015 cuando corrí el maratón de Berlín.
El maratón arrancó a las 9 am. Yo estaba formada desde las 8:30 en mi corral, el “D”. Estaba con mi esposo Mario Pimentel y Aída, una amiga de mi equipo, los SIMONI RUNNERS, de Puebla. Fue tan emocionante ese momento, los minutos pasaron entre lentos y rápidos pues la ansiedad era grande por querer que arranque el maratón, pero a la vez es un tiempo que no se siente.
A las 8:50 am empezaron a mencionar a los corredores elite, los nombraron uno a uno junto a sus mejores marcas. Es tan emocionante escuchar eso, es un privilegio correr al mismo tiempo que ellos, corredores que admiro. Mi reloj marcó las 9am y justo en ese momento, comienzó la cuenta regresiva. Del 10 al 0 se escuchó el conteo: “three, two, one” y luego el disparo de salida.
Comenzó la fiesta del maratón y todos a correr. Qué emocionante fue pasar por su monumento “La columna de la Victoria”, el famoso ángel, me sentí bendecida desde el primer momento. Recuerdo querer llorar y contenerme un poco para poder seguir corriendo. Corrí a un mejor ritmo de lo que esperaba, el nivel del mar me ayudó y por supuesto, los entrenamientos.
Mi entrenador Cesar Simoni puso mucho empeño en entrenarme, debo agradecerle eso. Corría y me sentía feliz. Llegué al km 5 y lo crucé en 22:50. Sentí que debía bajar el ritmo para poder manejar mejor mi carrera. Me lo propuse pero no lo hice. Con la adrenalina yo seguí corriendo igual, disfrutando, agradeciendo cada kilómetro que recorría. Sentí que al hacer el Maratón de Berlín, Dios me decía: “¡estás viva! y estás haciendo lo que te gusta en un maratón bellísimo”. Cada uno de los que íbamos en esos 42k llevábamos nuestro propio esfuerzo, nuestra propia historia, nuestras propias alegrías, tristezas y enseñanzas y nos estábamos superando a nosotros mismos enfrentando al hermoso maratón.
Corrí 30 kilómetros manteniendo el ritmo, bajándole si acaso unos segundos. Crucé los 30 k en 2 horas, 19 minutos y 15 segundos. Igual que mi chequeo de 30 kms en D.F pero a diferencia del chequeo, ahora sintía que podía seguir. Estaba fuerte, pero nuevamente el maratón me enseñó que como en la vida todo puede pasar y que cuando pasa lo tienes que enfrentar. Me sentía cansada, era lógico había recorrido 30 kms pero estaba bien. Fue hasta el km 35 donde tuve que enfrentar no solo el cansancio sino los calambres. En mi anterior maratón, en Houston, me dieron calambres en el km 34, los cuales me hicieron caminar. Con un estudio realizado por mi nutriólogo descubrimos que suelo deshidratarme 4 veces más del promedio al correr, deshidratación que se desata en calambres. Para este maratón mi entrenador y mi nutriólogo trabajamos diferente. Me hidraté más durante el entrenamiento y el maratón, pero a pesar de ello los calambres llegaron. Aunque esta vez lo manejé de manera distinta, no dejé que me dieran en su totalidad. Al percibir que llegaban bajaba el ritmo, con eso evitaba una contractura el músculo. Recuerdo haber bajado ritmo y pedirle a Dios que no me dieran y a su vez agradecí seguir corriendo. No sé si fue mental, pero había decidido que a diferencia del anterior maratón, en esta ocasión no me harían caminar. Esos últimos kilómetros sonreía, pedía a Dios me permitiera terminar, pensaba en mis hijos, platicaba con ellos en mi mente y corazón, me agarré de ellos una vez más. Pensé en mis padres a quienes amo y sentí que debía aprovecharlos más. Pensé en mi esposo, quien corría también en ese momento. En mi entrenador a quien le debo mi regreso a correr, pues aunque yo he puesto mucha actitud y empeño, el puso su conocimiento para ayudarme no solo a regresar, sino a mejorar cuando yo pensé que ya no se podía. Me acordé de toda la gente que quiero. Pensé mucho en MI, en que soy bendecida por estar tan lejos haciendo algo que amo: correr, bendecida por conocer lugares hermosos, por estar viva, por disfrutar y sonreír en cada zancada, bendecida por poder correr.
Había ratos que platicaba con mis calambres y les pedía dejarme llegar. Y así pasaron 7 kms sin dame cuenta, sufriendo y gozando. Pidiendo llegar y a la vez queriendo que no se terminara. La vida es así, a veces la sufres pero la disfrutas, porque se vive. Durante la ruta lloré muchas veces pero me controlaba, sin embargo, al ver la puerta de Brandenburgo no pude más y se soltaron las lágrimas, bajé mucho el ritmo pues cuando lloramos nos sofocamos, no podemos respirar bien y por lo tanto, tampoco correr, nuevamente me controlé y seguí corriendo. Crucé esa puerta y agradecí a Dios estar en tan bello lugar, agradecí a mis hijos acompañarme cada kilómetro, agradecí a la vida tan hermoso momento.
Después de la puerta faltan 195 metros antes de llegar a la meta, ahí escuché el ¡VENGA ALE, YA LLEGASTE!, era la novia de un amigo que también corría, qué hermoso se siente escuchar una voz amiga alentándote en un lugar tan lejano. Sonreí y corrí. Disfruté mis hermosos 195 metros de gloria. Crucé la meta y lloré como niña, lloré como nunca había llorado en ningún otro maratón. Lloré y agradecí a Dios vivir tan hermosa experiencia. Lloré y me sentí bendecida, lloré y sentí era el MEJOR MARATÓN DE MI VIDA hasta ahora.
Y eso es lo hermoso que te regala correr, pues cuando sientes que has logrado lo que querías, correr te da la oportunidad de demostrarte que los sueños no se acaban, que las metas son solo un paso para proponerte otra más, así como en la vida, sonríes, sufres, sientes que ya no puedes, pero NO paras porque tu meta está fija y tienes que llegar. No quiero sonar egocéntrica y decir que Berlín es el mejor maratón del mundo, todos los son, simplemente que hay maratones especiales y para mí este lo fue. Tiene que ver con momentos, con enseñanzas y éste a mi me enseñó que la vida te sorprende. Es probable que corra otro maratón y se convierta quizá en un futuro en el mejor maratón de mi vida y si sucede eso será maravilloso, porque así debe de ser, lo mejor debe estar por venir.
Con un tiempo de 3:23.40 logré mi PR en mi mejor maratón hasta el día de hoy. Logré mi PR, pero NO mi mejor marca, porque esa está por venir. ¿Cómo lo sé? Porque ahí lo aprendí. Gracias BERLÍN, te conocí de la mejor manera que se puede conocer una ciudad, con el corazón y un par de tenis puestos.
ALE HERNÁNDEZ

CORRER TE TRANSFORMA

Gracias a Korrideori @korridori78  por la invitación para escribir en su blog, "Correr te trnasforma" abajo el link para entrar y leer y el escrito.

http://korridorimerino.com.mx/correr-te-transforma-alejandra-hernandez/#comments


CORRER TE TRANSFORMA

Los corredores estamos algo locos, así somos, y estoy convencida de que por eso; –¡Correr te transforma!- Quienes corremos sabemos lo que significa esta frase. No porque lo diga yo, sino porque lo hemos experimentado.
Hola soy de la ciudad de Puebla, México, casada, mamá de 2 hermosos niños, trabajadora, hija, hermana, amiga y ¡claro!corredora. Me considero una apasionada por correr, con varias carreras ya, entre ellas 5 maratones (Boston, Berlín entre otros) y muchos más en la lista de sueños por cumplir. Confieso que correr me transformó, y no hablo de la parte externa, la cual también tuvo cambios favorables, hablo más de la parte interna.
-Podría decir que soy corredora en mis tiempos libres, pero no es cierto, les mentiría-

Soy corredora en el tiempo que dedico para mí, ésta fue la primera trasformación, y es que entre tantas actividades, un día tomé la decisión de dedicarle tiempo a mi pasión, tiempo para mí, para lo que me gusta, no se trata de egoísmo, al contrario se trata de amor hacia nosotros mismos.
-El tiempo invertido en nosotros, siempre será una gran inversión-
Creo firmemente que todo aquel que encuentre una pasión debe buscar la forma de mantenerla en su vida, porque si la gente hace lo que le apasiona es más feliz y por tanto puede entregar mayor felicidad a todos los que le rodean.
Pero esta pasión es un poco adictiva; -¿Dime si estoy bien?- pruebas los kilómetros y quieres ¡más!
·         Quieres más carreras.
·         Quieres más kilómetros.
·         Quieres distancias más largas.
·         Quieres más de esa alegría que te produce el correr, y sin darte cuenta todo esto te va transformando.
Te das cuenta que varias cosas van cambiando, cambia tu estado de ánimo, pues sin razón aparente, cuando terminamos de correr estamos más contentos. Cambia tu alimentación, empezamos a comer mejor, con horarios más disciplinados y de manera más sana.

Cambian los hábitos, nos volvemos más ordenados para buscar tiempo y poder realizar nuestros entrenamientos. Cambian nuestros horarios, esas desveladas de sábado por la noche seguro desaparecerán porque en domingo hay carrera o hay entrenamiento de distancia larga.
Inclusive cambia la manera de administrar nuestra economía. Pues comenzamos a destinar una parte de nuestros ingresos a las carreras, a los tenis, al outfit, a los viajes que tienen que ver con correr.
Y todos esos cambios son para bien, sólo hay que ver el antes y después de empezar a correr, y comprobaremos que ha sido un gran cambio. Cuando corremos vemos la vida de un modo distinto, suena loco y lo es. Pero también es real que los corredores poseemos una sonrisa diferente al correr, incluso en aquellos que lo niegan.
-Cuando corremos los sentimientos se ponen a flor de piel, cuando corremos sonreímos más-
Cuando corremos las ideas fluyen y encontramos la solución en aquello que parecía no tenerlo. Y si no la encontramos por lo menos nos pesan menos.
Cuando corremos conocemos amigos que se convierten en familia, gente que comparte nuestra locura y entienden de la transformación aunque nunca hablemos de ello.
Cuando corremos sentimos que nos superamos y esa superación la llevamos a la vida diaria y nos volvemos más productivos y más seguros de nosotros mismos.
Cuando corremos nos transformamos en alguien mejor para nosotros y los que nos rodean. Y no es que antes no lo fuéramos, simplemente que ahora ya lo vemos.
Y por todo eso…
-¡Correr te transforma!-
Y esa transformación no tiene nada que ver con tiempos de carreras, ni kilómetros recorridos, ni mucho menos con el número de carreras en las que has participado, esa transformación va más allá, se trata de sensaciones y emociones, y si quieres comprobarlo, es muy fácil, sólo hay que ver los rostros de los corredores al cruzar alguna meta, hay quienes lloran, brincan, sonríen o inclusive tienen cara de sufrimiento, pero notarás que es un sufrimiento de satisfacción porque se propusieron una META y la consiguieron.


Correr también transforma la perspectiva de viajar. Y es que después de correr tantos kilómetros, nos entra la inquietud de correr en otras ciudades, comenzamos a llevar los tenis a todas las vacaciones, inclusive empezamos a planear viajes que compaginen con alguna carrera o maratón.
Correr te transforma, y esa transformación nos gusta, porque es una nueva versión de nosotros, que se nota en el espejo, en la sonrisa, en la manera de entregarnos y en la forma de ver y percibir la vida.
Soy tu amiga Alejandra Hernández y estoy convencida que:
-¡Correr me transformó! en una mejor versión sobre mí-
Gracias por leerme y a Korridori por el espacio, un abrazo para todos.


ENTREVISTA DE POBLANERIAS TV Rumbo a Berlin



Entrevista realizada por Lizeth Flores Jácome @LIZFJ
y Juan Carlos Sánchez Díaz @CarlosPRESS

POBLANERIAS TV

http://www.poblanerias.com/

sábado, 19 de septiembre de 2015

Un maratón NO mide 42.195

¿Cuanto mide un maratón?
En el sentido estricto de la palabra el maratón mide 42 kilómetros con 195 metros. Pero para mi un maratón no mide eso, mide mucho más.

Un maratón se mide en KILÓMETROS.
Pero no solo se mide por lo que se corre el día de la competencia. Un maratón se mide por los días de entrenamientos, la suma de todos esos kilómetros. Para realizar un maratón entrenamos 4 meses. El promedio en entrenamiento es un poco más de 800 kilómetros, y a veces puede ser mucho mayor dependiendo de cada persona y entrenamiento.

El maratón se mide en DECISIÓN. 
Tomar la decisión de correr un maratón no es fácil, existen dudas y miedos. Pero al final las enfrentamos y decidimos atrevernos. Escogemos un maratón, agendamos la fecha y entonces trabajamos por ello.

Un maratón también se mide en ACTITUD. 
Durante el trayecto a esa meta pasaremos por adversidades, porque llevaremos al cuerpo a un nivel de entrenamiento que nos hará dudar de seguir, pero a pesar de esas dudas nuestra actitud será de continuar porque la META esta fija y queremos llegar a ella.  

El maratón se mide en COMPAÑERISMO. 
Muchos amigos y compañeros de entrenamiento nos alentarán en ese trayecto. Y ese apoyo es fundamental para lograr nuestro objetivo. Serán empáticos, nos aconsejaran y nos impulsarán cada vez que vean que nos decaemos o que dudamos de nosotros. Ese compañerismo lo llevamos en el corazón y en algún momento el día de la competencia nos agarramos de él para lograr el objetivo.


El maratón Se mide en COMPROMISO. 
Porque para poder lograr hay que comprometerse. Son cuatro meses de entrenamiento, así que pasaremos por muchas situaciones, también pasaremos por diferentes climas, por fríos, lluvias o calor. Pero a pesar de ello nosotros seguiremos entrenado. Rechazaremos algunas fiestas y horas de sueño. Porque el compromiso con nosotros mismos esta hecho.


El maratón se mide en SONRISAS Y LLANTOS.
Durante todo el trayecto pasaremos por alegrías al saber que logramos algún entrenamiento o chequeo mejor de lo planeado. Nos surgirán muchas sonrisas al disfrutar de nuestra propia compañía y de hermosos paisajes durante las distancias largas. Y otras tantas sonrisas serán por compartir kilómetros con amigos durante el entrenamiento.  
Pero no todo serán sonrisas, también pasaremos por frustración al no lograr algún objetivo. Pasaremos por llantos al no poder terminar algún entrenamiento a consecuencia de algún dolor, o inclusive por detenernos días o semanas por alguna lesión. Nos frustraremos y temeremos que no podamos llegar a nuestro objetivo, pero a pesar de ello haremos todo lo posible e imposibles por continuar. Porque nuestra meta sigue fija en el corazón y la mente. Y esas sonrisas y llantos suman y miden también  nuestro maratón.

Un maratón se mide en FAMILIA nuestros hijos, pareja, padres, hermanos, gente que nos ama y amamos. Quienes saben de nuestro sueño y que aunque a veces no nos entienden nos apoyan por ese gran amor infinito que nos tienen.

Por eso un maratón NO mide 42.195. Un maratón no se mide por lo corrido ese día. Se mide desde antes. Un maratón ¡mide mucho! Un maratón es grande, y el lugar donde vive algo tan grande es el corazón. Un maratón no es fácil. Un maratón no se trata tan solo de correr 42.195. Se trata de todo lo que suma para llegar al día.

 MARATÓN 
❤️42.195❤

ALE HERNÁNDEZ


Mis medallas de maratón 

lunes, 7 de septiembre de 2015

¿ES NORMAL?


¿Es normal?

Respondí, ¡Claro que si! Es de lo mas normal.

Es normal amarlo.
Es normal desearlo.
Es normal sentirle miedo.
Es normal pensar mucho en él.
Es normal odiarlo en algún momento.
Es normal querer hablar sobre él en todo momento.
Es normal querer conquistarlo. Y ya que lo conquistas, querer conquistarlo otra vez.


Así de normal es correr 42 kilómetros con 195 metros.

Así de normal aunque a veces se sufra, es querer ir a su encuentro.

Así de normal aunque parezca extraño es correrlo y querer correrlo otra vez. 

El MARATÓN, se piensa, se planea, se trabaja y se va a su encuentro. Y ya que lo conquistas es de lo más normal pensar cuándo lo volverás a correr.






#AmoCorrer
  
Ale Hernández

jueves, 18 de junio de 2015

Siempre es bueno invertir en tu pasión

Cuando me preguntan, ¿qué tan caro es correr? siempre respondo: Correr es tan caro como tu puedas o quieras.

Nuestra pasión merece un presupuesto, porque nos hace felices, y esta demostrado que una persona feliz tiene mejor desempeño profesional y personal. Pero ese presupuesto debe ser responsable.

Además siempre hay modo de ahorrar. Comparando precios de calzados, ropa, productos. Comprando viajes para carreras con tiempo para economizar.

Estoy convencida que invertir en nuestra pasión de manera responsable es saludable.

Gracias a    por la entrevista.

Acá el enlace para leer  




#AmoCorrer
Ale Hernández

lunes, 1 de junio de 2015

HOLA MI QUERIDA ESPALDA


Hoy te vengo a escribir a ti, porque no creas que te he olvidado.

Y aunque no quiero pensar mucho en ti,  no hay dia que no estés en mi cabeza.

Sé que quizá he hecho cosas que no debería de hacer según los médicos, como correr. Pero también sé que eres parte de mi todo. Y por tanto eres parte de mis sueños, mis esperanzas, mis logros.

No quiero que pienses que no te cuido, tu sabes que sí. Sabes que no me gusta nadar y lo hago dos veces por semana por ti. Sabes que detesto estirar cada noche durante 20 minutos porque es un tiempo que puedo utilizar para muchas otras cosas y lo hago por ti, Sabes que a veces tengo que eliminar 20 minutos de mi entrenamiento para estirar lo necesario antes y después de y también lo hago por ti. Sabes que leo me informo y trato de estar al tanto de lo que puedo y no hacer corriendo y también es por ti.

La vida es tan corta que hay que disfrutarla y si mi corazón es feliz, sé que por ende mi cuerpo también lo es.

GRACIAS mi querida espalda por ser tan fuerte a pesar de tu debilidad.

GRACIAS mi querida columna por sostenerme a pesar de tu padecimiento.

GRACIAS mi querido cuerpo por ser tan perfecto dentro de esas imperfecciones.

La esclerosis lumbar no se cura, se cuida. Así como la vida se vive.

GRACIAS VIDA por darme la oportunidad de demostrarme que soy  más fuerte de lo que yo misma pensé.

Gracias a ti mi querido running por darme sonrisas y alegrías que solo otro corredor puede comprender.


#AmoCorrer  <3

viernes, 17 de abril de 2015

MARATÓN DE HOUSTON, MI CRÓNICA

Dicen que más vale tarde que nunca. Así que antes de que pase más tiempo he decidido escribir mi crónica sobre el maratón de Houston.

Han pasado justamente tres meses desde el día que lo corrí. Pero cuando algo te marca y te importa pueden pasar los meses, los años y ese recuerdo sigue vigente, tan fresco como si fuera ayer.

Correr maratón es una experiencia extraordinaria. Cuando corremos experimentamos muchas emociones, no solo en el maratón, sino desde la preparación. Es planear, visualizar, trabajar y llegar. Y cuando cruzamos la META del maratón se experimenta un climax maravilloso.

Sería mi cuarto maratón. El primero, Monterrey fue especial por ser el primero. El segundo, por ser mi primer Major (Chicago) además fue la primera vez que corrí ya con un plan diseñado con entrenador, y con un objetivo, calificar a Boston. El tercero espectacular BOSTON, mi segundo major y además especial porque era mi regreso después de estar casi un año detenida por una serie de lesiones que fueron difíciles de afrontar. Y este cuarto no se quedaba atrás, era el primero después de la lesión para ir por una marca. Además era demostrarme que podía seguir mejorando a pesar de las adversidad, a pesar de las lesiones, a pesar de los muchos “no puedes” que me encontré en el camino.

18 de enero 2015 era la cita, Una semana antes del maratón me topé con muchos nervios, más que en los tres anteriores. El clima era uno de mis obstáculos, Houston es una ciudad impredecible en cuanto a clima. Una semana antes las lluvias que habían en la ciudad eran constantes, además del frío y viento. Sin embargo ya nada me detenía, con lluvia, frio o viento, yo correría Houston. Pero la suerte estuvo de mi lado y el clima cambio dos días antes del maratón, la lluvia se detuvo, los vientos bajaron y ya a lo único que me enfrentaría era a la humedad.

LLEGAMOS A HOUSTON
En esta ocasión me acompaño toda mi familia, ellos son mi mayor motivación y estarían ese día conmigo, eso para mí era importante.

La ciudad de Houston es una ciudad hermosa. No esperaba encontrarme la misma publicidad ni apoyo que en un major, e hice muy bien porque cuando no esperas nada, lo mejor llega. Sorprendente fue encontrarme con una ciudad empapada de carteles anunciando el maratón. Donde íbamos, restaurantes, tiendas, centros comerciales, los lugareños nos preguntaban si nuestra visita tenía que ver con el maratón. 

LA EXPO
La expo es grande, muchas marcas, muchos productos, muchos corredores, mucho amor por el running. Como es mi costumbre recorrí la expo de inicio a fin y salimos con algunos souvenires. Después a conocer la ciudad de Houston, pues algo que podemos conjuntar con correr es conocer. Correr carreras y maratones en otras ciudades, nos sirve de vacaciones y esta no era la excepción. Dicen que un día antes del maratón hay que descansar, pero creo esa regla nunca la he aplicado, conocer es parte del show maratoniano.



En la expo conocí a Ailyn, una corredora regiomontana que conocía a través de las redes. Yo soy muy despistada, pero afortunadamente ella no y me reconoció. Platicamos un rato, es bonito encontrar a gente que te topas en este mundo del running y después conocerla de manera personal. Una linda chica con quien hasta la fecha mantengo una amista y contacto.



LLEGA EL MARATÓN
Nunca he podido dormir mucho un día previo al maratón, pero éste rompió récord, no dormí nada. Mis vecinos de habitación decidieron hacer una fiesta esa noche y entre su escándalo y mis nervios no pude dormir ni 5 minutos, pensé que eso afectaría en mi rendimiento, pero no me preocupo. Sabía que había entrenado y que la desvelada quizá afectaría, pero de que cruzaba la META, la cruzaba. 

Salimos mi esposo Mario y yo del hotel alrededor de las 5.45, nuestro hotel estaba a tres calles de la META, así que antes de las 6 am estábamos en nuestro corral. 

Nuevamente me topé con otra sorpresa, Arturo un corredor que también conocí por redes. El mundo es tan pequeño que te encuentras con todas esas personas con quienes alguna vez interactuaste y compartes ese gusto por correr. Nos saludamos, platicamos un rato, nos deseamos éxito y continuamos nuestro camino para encontrarnos con esos 42.195

SALIDA
Se escucha el himno de los Estados Unidos, un himno que me pone la piel chinita, precisamente porque siempre lo relaciono con correr. Termina el himno y suena el disparo de salida, a CORREEEEERR y disfrutar la fiesta del maratón.



Cuando corro maratón me pasan tantos pensamientos en la cabeza, pienso en tanta gente. Gente que quizá ni siquiera se imagina que pienso en ellos. Pienso en mi esposo, mis hijos, mis padres, mis hermanos, mis amigos, mi entrenador, mi equipo y en otros corredores que quizá sin saberlo me han motivado. Pienso en los entrenamientos, en las altas y bajas tanto de mi vida como de la carrera y eso me motiva, porque me hace sentir fuerte, me hace sentir que a pesar de las adversidades estoy ahí enfrentándome al reto del MARATÓN, al reto de correr 42 km con 195 metros. Al reto de demostrarme que cuando tengo un sueño trabajo y lo cumplo, al reto de hacer lo que me gusta aunque otros me digan que es imposible, al reto de sonreír a pesar del cansancio, porque estoy cansada después de 42 kms pero feliz, al reto soñar durante el sueño, pues es normal para mi correr el maratón y estar pensando en el que sigue, al reto de VIVIR mi instante.

Corrí a muy buen ritmo los primeros 21kms, el medio maratón lo pase a 1.41 minutos. Me sentía bien, no me sentía cansada; pero correr un maratón es un arte y no es fácil aprender ese arte, lo averigüé minutos después. 

En el km 30 aparecía una enorme pancarta con un muro destrozado por una pierna con un tenis de corredor que decía “kicking the Wall” Me sentía tan fuerte, km 30 y el cansancio que sentía era poco, veía cerca la meta.
Sonreía, no podía más que sonreír, correr me genera mucha felicidad y yo suelo sonreír cuando corro. 

En el km 36 comencé a sentir un calambre en el gemelo derecho, no lo podía creer, mi ritmo era muy bueno, y cuando lo sentí lo único que pude pensar fue: “Dios mío que no me dé el calambre, porque si me da, me para por completo”. Baje ritmo, y seguí así 500 metros, el dolor se tranquilizó y al parecer el calambre no me daría. Seguí trotando y en el km 38 intente apretar. Volví a recuperar el ritmo promedio que traía, pero en el km 39 el calambre regreso.

Lo hermoso de correr, es que es un deporte donde el único rival a vencer es uno mismo. En éste maratón intentaba ir por una marca, mejorar mi tiempo de 3:30 que tenía en Chicago; antes de los calambres estaba segura lo conseguiría, pero a partir del segundo calambre preferí no pensar en eso y  no mirar el reloj, baje ritmo y sentí que mi objetivo de mejorar se venía abajo. Pero a pesar de eso no te rindes. Pensaba: “Quizá no se me hará mejorar la marca, pero terminar el maratón eso seguro lo haré”.

Trote, no volví a ver el reloj hasta el km 41. Al llegar al km 40 comencé a sentir el cansancio, trotaba, no sé a qué ritmo.  Faltaba un poco más de un kilómetro y decidí mirar el reloj y ahí me topé con la sorpresa, mi tiempo hasta el km 41 era de 3 horas con 19 minutos. No pude más que sonreír, creía había perdido mucho tiempo, pero al parecer no, todavía podía hacer marca. Esa fue motivación para mí y la energía que necesitaba para terminar con todas las fuerzas que tenía regresaron. Me sentía deshidratada (los calambres sucedieron por deshidratación después me explico el nutriólogo, eso a consecuencia de la humedad). 

Casi llegando a la meta, unos 400 metros antes había un chico con un gatorade (imagino para un amigo o familiar), no me dio pena pedirle, de hecho se lo pedí con la mirada. De las cosas mas satisfactorias que te topas en un maratón, es la generosidad de las personas que van a echar porras. Sin decirle nada y solo con la mirada él me estiro el brazo y me ofreció de su gatorade y me dijo “good luck”. Ya casi lo conseguía, esos últimos metros recuerdo haber apretado ritmo, quizá no mucho, pero yo sentía que volaba

Vi la META y quise llorar, me contuve, porque cuando lloro no puedo correr, cruce sonriendo y solté el llanto de alegría. Cruce la META con un tiempo de 3 horas 25 minutos. Había conseguido mejorar mi marca personal, pero sobre todo había superado los obstáculos, los dolores, los llantos para poder demostrarme que podía seguir haciendo lo que tanto amo, CORRER.



Correr nos regala alegrías, pero también enseñanzas. Por primera vez había “padecido” un maratón y lo pongo entre comillas porque en realidad no se sufre. Estaba contenta, de hecho agradecía que me hubiera sucedido. ¿Cómo agradecer que sufras? Pues es que la vida es así con sufrimientos, sin ellos no sabríamos lo que son las alegrías. En ninguno de los tres maratones anteriores había sufrido, considero que ya me tocaba sentir un poco de “dolor”; ese dolor tan satisfactorio por “sufrir” algo tan hermoso como es EL MARATÓN.



Mi cuarto maratón me dejo con la misma sensación que los tres anteriores: ¡quiero correr otro maratón!.

Corriendo aprendí que si amas algo, si te apasiona algo, si te hace vibrar y gozar, tienes que buscar la forma de mantenerlo en tu vida. 

Gracias Houston, te  conocí de la mejor manera que se puede conocer una ciudad, con el corazón y un par de tenis puestos.

#AmoCorrer 
#AmoCorrerMaraton 
 ❤️