viernes, 13 de septiembre de 2013

A seis meses

Hoy escribo sobre una paradoja, pues es algo que me lastima y a la vez me hace fuerte.

La vida está llena de altas y bajas. Corriendo aprendí que es en las bajadas cuando uno toma fuerza para seguir. Esa es mi actitud.

No pretendo ser víctima. Pretendo aprender de mis tristezas y caídas, para convertirlas en mi fortaleza. Todo lo que escribo, lo escribo primero para mi, escribo  lo que siento y si esto  le ayuda en algún momento a alguien entonces no solo será autoayuda, sino una bendición.

Seis meses han pasado ya desde que empezó la lesión. Una lesión más tardada de lo que pensé. Ahora entiendo que cada lesión lleva su tiempo dependiendo la gravedad de la misma. El proceso de sanación físico es lo más llevadero, la sanación del alma es la que más cuesta. Extraño mucho correr y lo que rodea ese medio. Extraño las sensaciones, extraño correr al lado de mis amigos, extraño todo lo relacionado con lo mismo. Sin embargo sigo convencida que todo sucede por algo y era mi momento de pausar, para valorar, para reflexionar, para fortalecerme tanto por fuera como dentro y para desear aún más lo que desde por si ya quería.

No ha sido fácil esta espera, por ratos he querido abandonar, me he desesperado, me he frustrado pero esos cortos ratos solo han sido eso, cortos. Son mucho más grandes mis ganas de seguir, ha sido una gran prueba a mi paciencia y he aprendido no solo sobre correr, sino sobre tantas otras cosas. Pues cuando llegan estas pruebas a nuestra vida, muchas veces es para enseñarnos cosas que no vemos a simple vista, aunque estén en frente de nosotros.

Ha sido una gran prueba de amor. Y la voy superando, una prueba que no me ha vencido y más bien me ha enseñado y fortalecido.

Hoy ya puedo hacer gimnasio al 100% y sin dolor. Sigo paciente, dicen que tengo que ganar fuerza muscular, pero el ya poder hacer ejercicio me anima y agradezco esos momentos.  Estoy fortaleciendo, me alimento mejor, me acerco y escucho a los expertos, y trato de aprender y aplicar. 

Agradezco tanto a mi familia, a mi esposo, a mis amigos, gente que me quiere y ha sido paciente hasta cuando yo no me he tenido paciencia a mi misma. Eso es una bendición.

Sigo enamorada del running a pesar de la pausa y como una vez dije: Como no amarte si hasta cuando no corro me enseñas.

A seis meses de esta lesión he aprendido: 
Que nada está por sentado jamás.
Que las ganas de realizar algo NO se acaban a pesar de los obstáculos.
Que el deseo por lo que amas no se muere aunque haya dificultades.
Que cuando amas algo NUNCA desistes.
Que la paciencia es una virtud y la perseverancia una actitud.
Que se vale llorar, pero jamás rendirse.
Y que cuando amas luchas, luchas sin cansarte.

A seis meses me sigo repitiendo que voy a regresar.  Y lo sé porque lo aprendí corriendo.

Corriendo aprendí que con esfuerzo y trabajo todo se puede.
Corriendo aprendí que cuando tienes un objetivo y trabajas en ello, este es posible.
Corriendo aprendí que cuando haces las cosas con amor, con amor llegan.
Corriendo aprendí que para correr un maratón se requiere de un tiempo considerable  de preparación para poder cruzar esa META.
Hoy  estoy preparándome para poder llegar a mi propia META.

Me dicen que casi estoy por regresar, estoy positiva, pero sigo paciente y precavida.

Donde estoy recuperándome hay deportistas que llevan 3 meses, 6 meses , un año o más, gente de la que he aprendido, gente que me hace fuerte con su propia perseverancia.

Dicen que el amor no espera, pero hay amores por lo que vale la pena esperar.

AMO CORRER <3
Soy Corredora